Los jerbos son roedores parecidos a ratones de la familia Cricetidae, que habitan en las regiones más secas de Asia y el norte de África. En la naturaleza hay casi 100 especies diferentes de jerbos, pero la mayoría de las mascotas son jerbos mongoles, Meriones unguiculatus. Son animales muy sociales y ambos padres cuidan de las crías.
Adaptaciones a la temperatura
La mayoría de los jerbos viven en un clima seco que suele ser muy caluroso durante el día y en las cordilleras del norte las temperaturas pueden ser muy frías por la noche. Los jerbos tienden a permanecer dentro de sus madrigueras durante las horas más calurosas del día y las más frescas de la noche. Las temperaturas dentro de la madriguera son más moderadas que las temperaturas exteriores.
Agua
Dado que muchos jerbos viven en desiertos, la capacidad de procesar el agua de manera eficiente es una importante adaptación de supervivencia. Los jerbos generalmente no tienen acceso a cuerpos de agua en la naturaleza, por lo que obtienen la mayor parte del agua de las plantas que comen. Gran parte de esa agua se retiene en las células grasas de sus cuerpos. Los jerbos producen solo pequeñas cantidades de orina muy concentrada y sus heces son muy secas, por lo que se pierde poca agua en sus desechos. La comida también puede ser escasa en el desierto, por lo que los jerbos acumulan semillas y materia vegetal en las madrigueras.
Adaptaciones físicas al peligro
Los jerbos tienen varias adaptaciones físicas que les ayudan a evitar a los depredadores. Los jerbos tienen mucho menos olor que otros roedores, como ratas y ratones. Su coloración en la naturaleza suele ser marrón claro, lo que se mimetiza bien con el entorno desértico y los hace menos visibles para las aves rapaces. Tienen una excelente audición, que les puede advertir del peligro, así como una buena visión periférica. Gracias a sus fuertes patas traseras, los jerbos también son excelentes saltadores. Sus largas colas les ayudan a mantener el equilibrio mientras saltan. Si un jerbo es atrapado por la cola, parte de la cola se desprenderá, lo que permitirá que el jerbo escape. A diferencia de los lagartos, la cola de un jerbo no vuelve a crecer.
Adaptaciones conductuales al peligro
Si un jerbo siente peligro, a menudo golpea su cola. Los golpes advierten a otros jerbos cercanos que el peligro está presente, y los otros jerbos también comenzarán a golpear o bucear en busca de entradas a sus madrigueras. Solo una familia de jerbos vivirá en cada madriguera, pero las madrigueras son muy extensas y contienen áreas de anidación y áreas de almacenamiento de alimentos. Siempre hay más de una entrada a una madriguera, por lo que si un depredador como una serpiente entra en la madriguera, la familia de los jerbos tiene una forma de escapar.